¿Conocéis al típico tío que solo
da cosas si recibe algo a cambio que sea igual o mejor a lo que él ha dado?
Pues ese soy yo, Diego Sánchez, y os voy a contar la historia/pacto que, junto
a Enrique López, voy a llevar a cabo. Empezaré desde el principio:
El día 19 de mayo de 1995 llegaba
al mundo Enrique López tras 9 meses de gestación por parte de su madre, Aguas Santas
Jiménez, tras haber sido puesta la semillita dentro de ella por don Miguel
López, el más macho de la manada.
Enrique creció y se crió en una
pequeña tribu indígena llamada El Trobal, rodeado de mulos, caballos, y demás
bichejos. También había a su alrededor cientos y cientos de hectáreas de
cultivo, las cuales sembrarían para llevar las cosechas a la gran y majestuosa
Cooperativa Las Palmeras. Enrique fue al colegio Las Palmeras (se ve que en
aquella aldea no abundaba la imaginación), donde estudió la educación primaria,
después iría al IES Marismas, donde entablaríamos amistad hasta el día de hoy,
y este año, este curso, de nuevo está en mi clase, en el IES Diego Llorente, en
2ºBCB, luchando por sacarnos el puto bachillerato y tirarnos un verano de la
hostia.
El gran pacto, o P (que será como
lo llamaré de aquí en adelante), tendría lugar 18 años y 1 día después de la
fecha de su nacimiento, es decir, el 20 de mayo de 2013. Debido a las circunstancias
en las que se crió, Enrique López desarrolló un gran amor hacia los animales,
especialmente por los de granja. Todo empezó teniendo una pequeña perra, Linda,
una perra de compañía que está moribunda y en una terrible y dolorosa agonía
permanente. De su padre heredaría el amor hacia la caza, y debido a ello,
compró más perros, esta vez para cazar, y la cosa fue a más y a más, hasta
llegar a tener 140.353 perros en su casa. No contento con ello, Enrique López
quiere comprar un solar cercano a su casa donde poder meter más animales
(patos, gallinas, más perros, cerdos…), y debido a su 18 cumpleaños, días antes
de que el día de su décimo octavo nacimiento llegara, me pidió que le regalara
un patito, para poder criarlo, obviamente mi respuesta fue negativa.
El día 20 de mayo de 2013,
Enrique López me dijo que unos amigos le habían regalado unos hámsteres (sí, se
escribe hámsteres) por su cumpleaños, lo cual me llenó de envidia de la mala,
ya que yo siempre había querido tener en mi casa a esos pequeños roedores
pillines que solo comen, cagan y dan vueltas en una rueda.
Aproximadamente a las 10.56 del
20 de mayo de 2013, la vida de Enrique López y la mía tomarían un camino
totalmente distinto al que llevaban, fue entonces cuando se empezó a idear el P.
Como ya he dicho, Enrique López es un gran amante de los animales de granja y
días antes al gran día del P, me comentó que le regalara un patito, y él, me
había comentado a mí que le habían regalado un par de ratas y que yo quería de
siempre tener unas, pero siempre me encontraba con la negativa de doña Dolores
Gayango (mi madre), pues bien, nuestras cabezas dieron de sí y pensaron, y
terminamos haciendo el P, que es el siguiente:
Enrique López me regalaba a mí
por mi cumpleaños (14 de agosto) un par de hámsteres, y yo a cambio, le
regalaba un patito y un pollito.
Más tarde, el P se modificó, ya
que él se empeñó en regalarme también una jaulita para los pequeños ratones, lo
cual significaría una gran inversión económica por su parte, lo que me hizo
pensar que lo más justo sería que yo también me gastara más pasta en su regalo,
por lo que llegamos a la conclusión de que yo le regalaría a él una pareja de
patitos y un pollito que fuera una futura gallina ponedora, el regalo obtendría
el nombre de “patollitos”, y… ¡TRATO HECHO!
Pero aún quedaban matices, mi
inversión seguía siendo inferior a la suya, por lo que busqué maneras de equilibrar
los regalos, así que yo también le regalaría la cajita donde tendría que
transportar a las aves, y más cosas que aún están por decidir.
El día 21 de mayo de 2013, se
firmará el acuerdo donde ambos llegamos a un acuerdo, el P será un documento
oficial, antes testigos y ante un jurado popular.
Os seguiré informando sobre el
gran P, suerte amigos, nos leemos.
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