Uno de los personajes más emblemáticos que hay en Tierra, es sin duda
Filogonio Mora Ballesteros, un hombre que entre sus pasiones y virtudes
destaremos su gran memoria y habilidad para la conducción de coches (en las
consolas).
Filogonio era un joven de 19 años
que estudiaba en la universidad de Sevilla, su gran sueño era crear el mejor
chiste del mundo.
Él, como hemos mencionado antes,
poseía el don de una gran memoria, lo que le facilitaba al acordarse de la gran
mayoría de chistes que le habían contado.
Un día su amigo Alberto, que se
conocían desde hace más de diez años le contó un chiste que jamás olvidaría y
le marcaría de por vida, fijaos como sería el chiste que hoy día que Filogonio
tiene unos 49 años se acuerda exactamente de
como fue es momento para él.
Después de haber escuchado el
chiste, Filogonio empezó a comportarse de un modo muy extraño. Él ya no veía su
programa favorito en la televisión, la ruleta de suerte, ni jugaba a los juegos
de conducción que tanto le apasionaban, sino que se dedicaba ha realizar cosas
que no había hecho antes como lo son estudiar, leer, y lo más importante y que
más preocupaba a su amigo Alberto, planchar.
Filogonio desapareció y empezó a
dejar de ir a clase a pesar de que estudiaba, y desapareció de la ciudad de
Sevilla durante dos años.
Alberto, muy preocupado por los
sucesos, decidió visitar a la familia de Filogonio, que se situaba en la
provincia de Burgos, en concreto en el gran pueblo de Huerta de Rey, uno de los
pueblos con los nombre más raros españoles.
Cuando Alberto logró encontrar el pueblo, con dificultad
eso sí, ya que acababa de sacarse el carnet, preguntó a una hermosa señorita
que si por casualidad conocía a los padres de un tal Filogonio. La muchacha se
rió mucho, le dijó:
-
Hay muchísimos Filogonios en Huerta de Rey, como
quieres que sepa quién es ese Filogonio.
-
Hombre, y si te digo que se llama Filogonio Mora
Ballesteros.
-
Ah, eso ya es otra cosa, en total hay unos mil
Filogonios Mora Ballesteros en este gran pueblo.
-
Bueno, pues lo único que te puedo decir más de él es
que posee una gran capacidad memorística.
La muchacha se
quedó pensativa, y de repente dijo:
-
¿Ese tal Filogonio Mora Ballesteros es el ganador
absoluto del deporte rey de nuestro pueblo?
-
No se cual es ese deporte, respondió Alberto.
-
Pues cual va a ser, la competición internacional de
friquis que aman la conducción virtual, también conocida como la CIDFQALCV.
-
Ah sí, Filogonio la ganó ocho veces.
-
Sí exacto, ya caigo, tu amigo vive al lado de la
pastelería del pueblo, que se sitúa cerca de la piscina municipal.
Alberto le
agradeció mucho la información a la alegre muchacha y rápidamente se trasladó
hasta el lugar indicado.
Una vez allí,
se dispuso a entrar en la casa, así que llamó al timbre de florecitas rojas.
Le abrió una
señora mayor, de unos 98 años.
Alberto le
explicó quien era y porque se había molestado en venir, y la señora le invitó a
pasar.
Bueno, comenzó Alberto:
- Como bien
sabéis soy el amigo de vuestro hijo Filogonio, pero antes de ir al grano, ¿me
gustaría saber que se le pasó a usted por la cabeza para llamar así a su pobre
hijo?
-
Mira hijo, mi marido y yo pensamos que a nuestro hijo
había que ponerle un nombre original y pensamos que como la mayoría de los
varones se llaman Filogonio, ¿por qué no ponerle ese nombre a nuestro hijo?
-
Hombre la verdad, es que visto así, pero bueno he
venido desde Sevilla sólo por saber que ha sido de mi mejor amigo Filogonio.
Los padres se pusieron muy
tristes al oir estas palabras, a lo que respondieron:
-
Nosotros llamábamos a Filogonio cada fin de semana,
para saber si jugaba a la conducción virtual, estudiaba y esas cosas. Como eres
su amigo sabrás que su gran sueño era inventar el mejor chiste de todos los
tiempos ¿no?.
-
Claro que lo sé.
-
Pues bien, hace dos años, un amigo de Filogonio cuyo
paradero desconocemos, le contó un chiste que le hizo caer en una gran
depresión.
-
Es increíble, tan malo era.
-
Fíjate si era malo que cuando Filogonio nos lo contó, a
mi marido le dio un paro cardíaco, y a mí un ataque de ansiedad horriblemente
grande, pero gracias a Dios los tres estamos bien.
-
¿Ah, si?
Sobresaltó Alberto. – ¿con que
aquí está Filogonio?
Sí, asintió la amable señora.
-
Ve a verlo a su cuarto si quieres.
En ese preciso momento Filogonio
bajó las escaleras y vio a Alberto.
Alberto que no pudo resistir la
emoción de no haber visto a su mejor amigo durante dos largos años y tenerle
delante, empezó a llorar.
Lo mismo hizo el pobre Filogonio, así que
Alberto creyó que también le había extrañado mucho.
-
¡Cuánto tiempo Filogonio¡, ¿cómo te va?
-
Por tu culpa.
-
¿Qué?
-
Por tu culpa caí en depresión y no quiero volver a
verte Alberto.
-
¿Qué te he hecho?
-
Me contaste un chiste que me hizo caer en depresión
durante un año, y el otro me lo he pasado creando un virus informático que
destruya tu cuenta de facebook.
-
Oye Filogonio.
-
¡Qué¡
-
También tengo tuenti.
-
¡ Nooooooooo¡ ¡tendré que pasarme otro año creando otro
virus¡
-
Mira Filogonio, ¿cuál fue el chiste que tanto daño te
hizo?
-
No me hagas recordarlo por favor, lo pasé fatal.
-
Oye, ¡que he venido desde Sevilla hasta aquí para verte
y no me lo cuentas!
-
Vale lo contaré, el peor chiste del mundo dice así:
Un hombre va
al médico, y le dice:
-Doctor, vengo
porque en mi casa mi mujer y mis hijos dice que no se decir federico.
-¿Cómo?
-
Qué mi familia me dice que no se decir federico.
-
Pues lo dice usted muy bien, a ver repítalo.
-
Mire, FEDERICO.
-
Bueno, lo dice usted estupendamente, márchese tranquilo
que lo que querrán es meterse con usted o algo así.
Entonces el hombre llega a su
casa y le dice a su mujer:
-Pepa abre el federico y tráeme
una cerveza.
Al escuchar esto, Alberto se rió,
y como Filogonio todavía recordaba su sentido del humor también se hecho a
reir. Filogonio comprendió que este era el mejor chiste de la historia y lo
subió en youtube con su nombre.
Fue el chiste con más votaciones
negativas de la web, 428.367.132.
Así que Filogonio se reconcilió
con Alberto, y juntos ganarían en el año 2007 el CIDFQALCV(competición
internacional de friquis que aman la conducción virtual) convirtiéndose en
mileuristas, y vivieron felices y se rieron por el chiste.
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